El Toro de Barro

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miércoles, 20 de marzo de 2013

Elogio de la sencillez...


Vo Anh Kiet

    Como creadores nos afanamos una y otra vez en reinventar la vida, olvidando que otros muchos lo intentaron antes. Nos hace falta humildad; nos hace falta reconocer que nuestra voz es sólo una cuenta más de un largo collar de voces que, como la propia, no son otra cosa que un pálido reflejo de esa única VOZ que duerme en el desierto. Nos come la soberbia. Y me digo que nuestra misión como poetas o como creadores tal vez no sea la de crear de nuevo el mundo, sino la de contemplarlo con los ojos redondos y abiertos de un niño que lo hubiera visto por primera vez. La de cantarlo con los poderosos brincos de un espíritu inocente que danza enfebrecido al son de sus tambores, sí, así, como si nadie nunca antes de él lo hubiera cantado todavía, como si fuera la primera vez que alguien lo danzara…. 

  © Carlos Morales



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No se prohíbe la reproducción de este texto, pero se ruega a quien lo haga que, por honradez intelectual, cite el medio en que fue o ha sido publicado y su autoría.





Grandes Obras de 
El Toro de Barro

PVP: 8 euros Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es


Yo, que he sobrevivido a cien lanzas
y he hecho temblar el vientre
del desierto con uno solo de mis carros,
perdí ante tus ojos mi última batalla.
Ser cobarde en amor equivale a estar muerto.







Otros poemas de
 


"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci
El Buscador de Joyas
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 



¿Por quien doblan los tambores?





Carlos Morales
Por quién suenan los tambores?



   Corren malos tiempos para la esperanza tranquila. El gesto violento asoma su cabeza por los en otro tiempo cerrados ventanales del espíritu. El descontento corre de una piel a otra silenciosamente, con el ritmo cansino pero implacable con el que el aceite se desliza sobre las baldosas de un pasillo oscuro y penetra sigilosamente bajo las puertas que protegen lo poco que nos va quedando de esperanza en nuestro pecho humano. La ira es un rumor que está dejando de serlo; se generaliza cada día un poquito más en todas las clases y grupos sociales. Prolifera la ceguera en todos los Estados de la vieja Europa con la misma insistencia con que cae por las calles la impiedad de su sistema. Proliferan también los errores políticos de la Unión y de su liderazgo alemán, como el que ha supuesto el “basta ya” radical en la boca pequeña de un Chipre con coraje, al que para colmo se la ha arrojado a la órbita económica de un Kremlin cuya tiranía se manifiesta de un modo conciso y claro, no con el sigilo con que lo hace en Occidente, oculta en los ropajes de una mentira a la que sólo la repetición constante está convirtiendo en verdad casi divina. Ya no es Alemania la que sufre, como sufría en la época de entreguerras la asfixia económica provocada por los miopes estados vencedores de la Primera y por la crisis económica generalizada; ahora son quienes entonces la sangraron los que inclinan su cerviz al son de los tambores de Alemania, a la que el orgullo y la soberbia han cegado hasta tal punto el oído que son las únicos que no alcanzan a escuchar el sordo rumor que se avecina. Sólo falta un líder mediático y populista que carezca de esos mínimos escrúpulos morales capaces de impedirle hacer del odio y la violencia el fundamento de un programa político redentor para que la historia pueda volver a su no tan pasado apocalipsis. Los tambores negros están sonando ya. Su estruendo crece al otro lado de la cima de los montes de un Tiempo que no era nuestra tiempo y ya creímos olvidado. Como un rumor que arde y en silencio se avecina. Y nadie escucha…


 © Carlos Morales

 

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  En un dramático–y real– camino de retorno, algunos de los 130 niños que sobrevivieron a Auschwitz vijaron de nuevo al escenario de aquel apocalipsis con un grupo de estudiantes israelíes de secundaria, en el que se encontraban sus hijas. El encontronazo de dos generaciones distintas con aquella memoria de dolor provocó una gigantesca catarsis individual y colectiva, cuya historia fue narrada por la psicóloga infantil Amela Einat en La cicatriz del humo, Esta novela coral pone de manifiesto las diversas formas de experimentar la presencia real de aquella tragedia en todas las generaciones del Israel contemporáneo, de cuyas patologías Amela Einat es una reputada e innovadora especialista




"El Profeta", de Carlos Morales. De su Libro "S". Ilustración Leonardo da Vinci